Para responder a las preguntas anteriores, basta con acceder al apartado 'Mi actividad' de tu cuenta de Google donde, además de visualizar tu historial de búsquedas en Google Chrome o Youtube, puedes verificar (siempre que haya estado activo) la cronología de tus ubicaciones y conocer así tu trayectoria en todo momento.
Si esto te asusta o intimida, lamento comunicarte que lo has permitido como usuario (aunque tu permiso haya sido inconsciente).
Ten en cuenta que no sólo Google obtiene información de sus usuarios, ya que si lo que te interesa es recordar que música escuchabas en tu tierna adolescencia, Spotify tiene su 'cápsula del tiempo' para ti, hecha en base a tus reproducciones, favoritos, canciones compartidas, artistas seguidos y todas tus preferencias de la época.
Deberías, incluso, darle las gracias, ya que el uso de sus algoritmos te ha ofrecido 'el descubrimiento semanal', permitiéndote descubrir tus nuevas preferencias y artistas favoritos y construir así tu futura 'cápsula del tiempo"'.
Si, por el contrario, y tras los escándalos de filtraciones de datos, dudas entre borrar tu cuenta de Facebook o conocer con exactitud que datos maneja sobre ti, puedes dirigirte al apartado de configuración que encontrarás en tu perfil y descargar toda tu información, tal y como se describe en este enlace.
En el archivo podrás encontrar desde lo que Facebook considera anuncios de tu interés, un listado de ubicaciones desde las que accediste a la aplicación, anunciantes que te han incluido en sus bases de datos (de los que quizá no has oído hablar jamás), datos de tus contactos telefónicos que has cedido a la red social consciente o, en determinados casos, incluso inconscientemente, etc. De nuevo, siento decirte que todo esto ha sucedido con tu consentimiento.
¿Cómo ha podido pasar? Aunque es bien sabido que los datos han sido y son moneda de cambio por los servicios 'gratuitos' que nos han prestado las grandes empresas (si pensabas que Facebook y Google en algún momento fueron gratis, te confundías) y que, por lo tanto, los usuarios llevamos tiempo regalando este bien y el control del mismo a las empresas, no todo es responsabilidad de las empresas, sino que parte de culpa debemos achacárnosla a nosotros mismos, al no haber dado la importancia necesaria a nuestra Privacidad.
No obstante, y pese a que recuperar el control de todos nuestros datos puede parecer una tarea imposible, el nuevo Reglamento de Protección de Datos (RGPD) prevé una serie de medidas que pueden ayudar a los usuarios en esta tarea.
Algunas obligaciones estipuladas para las empresas, tales como recabar el consentimiento expreso de los usuarios y específico para cada finalidad, pueden ser un buen mecanismo que evite este descontrol de nuestra intimidad.
Sin embargo, son muchos los expertos que recomiendan no esperar a que sean las empresas quienes velen por el control de los datos, sino que instan a que los usuarios ejerzan sus derechos reconocidos en el GDPR, como por ejemplo el derecho de supresión, que permite pedir que se elimine cualquier tipo de dato relativo al usuario, o el derecho de oposición, que permitirá por ejemplo, continuar un tratamiento determinado pero evitar la cesiones de los datos a terceros.
Llegados a este punto, es necesario que todos, como usuarios, nos planteemos la importancia que tiene para nosotros la privacidad en Internet y que actuemos en consecuencia. Leer las condiciones de uso, modificar las preferencias de privacidad o ejercer nuestros derechos podrá, en casi todos los casos, evitar que las empresas sepan aquello que no queremos que sepan, como nuestra geolocalización, los datos de contacto de nuestros amigos y familiares o nuestra biometría facial. La mayoría de este 'espionaje' al usuario puede evitarse.